miércoles, 9 de febrero de 2022

Funda nórdica garabateada a mano, por encargo.







Tengo la cabeza llena de pájaros y a veces,
cuando se ponen todos a piar al mismo tiempo,
 respiro profundamente para concentrarme y poder escuchar su lenguaje,
y por ese pequeño instante de tiempo, parece que un cielo se abre ante mi.

Mis manos echan a volar mientras mi mente está más atenta en lo que pintan que en lo que piensa, 
miro mis propias huellas y las recorro con los ojos, mente y alma como si  ese fuera el único camino que debo seguir, en algunas ocasiones bajo los párpados confiando en ellas, puesto que no me importa  fallar, porque fallar es humano y lo humano, escasea.




El encargo consistía en pintar una funda nórdica en blanco de 260x240, corriendo el riesgo de que quedara muy recargado por el empapelado de la pared trasera, dejé que mi imaginación se echara a volar y confiada, me puse a ello con los ojos cerrados.

Sergio me iba haciendo las fotos del proceso, 
cómoda con él y en compañía de una buena música de fondo, recolocaba las cosas, protegía de cualquier mancha mi entorno y resolvía  los temas de los colores que quería usar, teniendo en cuenta tanto los tonos de las maderas de los muebles como los de la pared, el suelo, y la luz que entra por la ventada.





Tenía todos los elementos con los que cuento para, si me daba el punto, poder explayar todo lo que se me estaba pasando por la cabeza, y con unas ganas locas de empezar a hacer lo que más me gusta.... garabatear.














Recorro todo palmo de tu piel, besando.




























Toda esta sesión de fotos se la debo a Sergio Garay, que silencioso iba de aquí para allá con su cámara sin que me diera cuanta de su mirada, dejándome libre de poses,
poniendo de manifiesto toda su  profesionalidad. 

Gracias, Gracias y mil gracias.









Fotos: Sergio Garay
Texto: Sonia Sempere


 

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