sábado, 18 de mayo de 2013

Anelo tu presencia con calma.




Siento que mi alma no está tranquila, buscando la postura ideal ante la gran bola de fuego que tanto daño provoca en mi piel, me acomodo tranquila, mis nervios se tensan y distraen mirando el horizonte, suspiro buscándote, no estás.... 


Anelo tu presencia con calma.







No me atrevo a escribir tu nombre para no traicionar así mis heridas, tengo que curarlas en un reloj de arena, una cinta kilométrica y el vacío de nuestras palabras...

Y desde aqui siento que me ayudas a tu manera, que me cuidas respetando mis deseos, actuamos igual.
Y es que ponernos en contacto de nuevo sería suicidar nuestro amor ya empobrecido, removiendo las turbias aguas que un día nos dieron la vida, hoy moribundos y atados a miedos sin consuelos entre ambos en una locura sin remedio, una razón sin ser...

¿o mas bien sería echarle leña a un fuego todavía incandescente? un aqui y ahora sin importarnos el qué, un último aliento, una noche mas, un día con pan, un suspiro de aire fresco, una vez mas...




la duda existe allí en la eternidad.