Dos tejidos nobles se pusieron frente a mis manos,
al tocarlos sentí como uno de ellos, el bazin, rememoraba las historias de antaño contadas alrededor del fuego, el otro en cambio,
hablaba de la frescura con que los mares rozaban las costas de lo que bien podría ser
un paraíso.
Mis manos se pusieron a pintar susurros.
Fotos: Sonia Sempere
Texto: Sonia Sempere
No hay comentarios:
Publicar un comentario