A la mañana siguiente comprendí lo que sentía, y con las trizas de mi cuerpo o lo que dejaste de él, marche hacia el río a solas con mi compañera. Las dos nos miramos y nos dijimos, ¿qué puñetas, lo mandamos todo al carajo? Sacudí mi cabeza de telarañas y moscas y sin pensármelo dos veces agarré todo lo necesario para comenzar nuestro viaje, caminamos hasta llegar al lugar que tenía en mente y me instalé como si fuera mi casa... me puse a pintar de dentro a afuera cual loca,
así... tal cual.
así... tal cual.
Mi compañera.
Fotos: Sonia Sempere
Texto: Sonia Sempere
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