Cada
vez que se viaja se aprende algo nuevo que quieta, parada
o inmóvil, pasaría
de largo en un tren, sin
un destino ni un por qué, esta
vez tenía varias asignaturas pendientes en Tenerife, y
para allá que me fuí y fué en sus playas, donde
las piedras negras fueron testigo de mis confesiones, mudas
palabras que empujé con el viento con
la corazonada de escuchar algún consejo que apaciguara los nervios, de
los que harta me vine huyendo.
"Estoy
harta, harta de mi, de ti y de ti... harta de todo y de nada en
concreto, tal
cual es como hoy me siento y no me importa confesarlo en voz alta, ni
soy la única que lo está, ni tampoco la última, y aunque
como esto no me sirve de consuelo, hoy por hoy solo puedo pintar rayas a lo loco, como cuando era pequeña, intentando
tapar las verdades que no quiero ver y menos, con las que me quiero
enfrentar, oscuras
como la noche que me espera al esconderse el sol, negras
como las piedras que vine a buscar."
Sobre blanco, y pese a que siempre lo he tenido como el color del vértigo, pinto
libre en pensamientos, atrevida, sin remordimientos, sin importarme que se noten los atascos ni rotondas,
aceptando mis propios errores por ser los que delatan la
improvisación del momento, y cada trazo que sale de mis manos, esconde tras de sí un mensaje de texto.
Tenemos
delante a maestras y maestros que nos hablan y dirigen, ayudándonos
a abrir los ojos sin que apenas se den cuenta de ello, mientras las
hormigas de nuestras barrigas nos avisan de que están el lo cierto,de que dichas lecciones deben ser aprendidas desde el corazón, sin
prisas ni rencores por el qué dirán.
Texto:
Sonia Sempere
Fotos:
Noelia Martínez, con la que a lo largo de los años, continúo el sentido y el valor de la Amistad.
Gracias
a Eli, que con su hija Sara participaron en dicha lección con toda
paciencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario